viernes, 7 de enero de 2011

La psicología de los cuatro elementos

Cuando evaluamos una carta natal, podemos verificar qué tipo de energía predomina en un individuo si observamos el balance de elementos.
Me refiero a los cuatro elementos – Fuego, Tierra, Aire y Agua - como representantes de las energías básicas.
Ese equilibrio de elementos del mapa natal permite descubrir cómo cada individuo se armoniza, en mayor o menor medida, con estas cuatro energías básicas.
Tomamos en primera instancia el elemento del sol, el del ascendente, y el de la luna. Y no por ello dejamos de contabilizar en que elemento se encuentra todo el resto de los planetas.
El elemento fuego se asocia con la voluntad, el entusiasmo, la acción, la fuerza y la impaciencia.
El elemento tierra simboliza el contacto con los sentidos físicos y la realidad del plano material, las cuestiones prácticas, la capacidad de organización, el logro de las metas y objetivos, la resistencia y la persistencia, la cautela y la rigidez.
El elemento aire se asocia con con la mente y las ideas, el mundo de lo teórico, el desapego y la objetividad. El pensamiento y la palabra.
El elemento agua se vincula con el mundo de las emociones y la sensibilidad, incluyendo pasiones y miedos, la imaginación, la intuición, la interioridad, la protección y la seguridad.
Al evaluar en una carta natal el balance de los cuatro elementos, habrá que considerar su presencia tanto por exceso como por carencia, lo cual generará cierto tipo de desequilibrios. Cada individuo es capaz de compensar estos desequilibrios trabajando concientemente las cualidades que se corresponden con los elementos desarmonizados.
El fuego en sí mismo libera el flujo de energía divina y creativa, de una manera positiva, gracias a la cual nos elevamos.
Sin Fuego, no habría energía, expresiones radiantes, ni ninguna convicción para realizar las cosas.
Se puede asociar involuntariamente con un alto ego, ya que esa misma energía puede conducir a un excesivo narcisismo.
La tierra en sí misma centra nuestras vidas en las ocupaciones actuales, y proporciona una inteligencia pragmática para abordar la realidad.
Sin Tierra todos estaríamos en las nubes, en el aire (pensamiento), o en la imaginación, pero no podríamos hacernos cargo de nuestra vida actual.
Podría otorgar demasiada conexión, poco vuelo, y avaricia. Mucho apego a las cosas materiales, mucha resistencia al cambio, demasiada atención sobre las cosas pequeñas y temporales, antes que la espiritualidad y el corazón.
El Aire es "La persona que se relaciona". Hay mucho amor hacia la gente, libertad y desconexión. El uso del intelecto al servicio de la humanidad.
Sin aire no habría capacidad de apreciar las diferencias, y las distintas perspectivas. No habría una visión humanitaria unificada.
Traería con si dificultades para manejar las emociones, algunas depresiones y/o una carencia en la verdadera conexión con uno mismo y con los demás.
El agua en si misma nos da armonía con las emociones y la entrega espiritual, presencia de cariño, arte, y creatividad. Pocos acciones egoístas, mucho amor, entrega, y posesión.
Sin el agua no habría ninguna compasión, y nada de entrega. Muchas obsesiones, persecuciones, inseguridades, y dolores emocionales.
La Astrología moderna, más que predecir el "destino" de los hombres o pronosticar los sucesos terrestres, se usa como una potente herramienta en el proceso individual de auto-conocimiento.

El mapa natal astrológico o carta astral es el gráfico a través del cual el cosmos nos permite entender sus energías y ritmos y particularmente como operan estas dentro de cada individuo.

Nos permite reconocernos, saber quienes somos, descubrir nuestros potenciales y talentos así como nuestras dificultades y defectos.

En una carta astral, todo es relevante e importante, todos los elementos que participan en él tienen su rol y su quehacer en el desarrollo de nuestra personalidad.