La energía del signo ascendente es irradiada con una cualidad ariana, es decir "de la casa primera", o sea la de la personalidad.
Es una energía que no podremos reconocer en nosotros, que sentimos como extraña. Las personas o cosas que representan nuestro ascendente aparecerán en nuestras vida como un destino.
La misión consistirá en experimentar el signo ascendente hasta que en determinado momento nos identificaremos con él.
Es una energía que no podremos reconocer en nosotros, que sentimos como extraña. Las personas o cosas que representan nuestro ascendente aparecerán en nuestras vida como un destino.
La misión consistirá en experimentar el signo ascendente hasta que en determinado momento nos identificaremos con él.
Esto es extraño que se alcance antes de los 28 o 30 años osea cuando tiene lugar el primer retorno de Saturno a la posición que tenía en el momento de nuestro nacimiento. Antes de esta fecha es muy común que la persona rechace su ascendente y que sienta que no tiene nada que ver con él.
La diferencia con el sol (nuestro signo) es que uno nace expresando la energía del sol y aprendiendo a expresar la energía del ascendente.
El camino psicológico a realizar en la vida sería soltar la energía de la Luna, expresar la del Sol y aprender la del ascendente.
El primer paso del ascendente es que debemos reconocer que irradiamos esa energía permanentemente y que ella esta siempre entorno a nosotros. La incorporamos y la dejamos ser.
Mientras aprendemos el camino del ascendente seguimos construyendo nuestra identidad con el sol y nuestras relaciones afectivas y sensitivas (mundo emocional) con la Luna.
Antes que podamos incorporar la energía del ascendente deberán pasarnos muchas cosas ligadas a esta energía. Si no lo atraeremos como "un afuera", mediante personas, vivencias, situaciones.
Toda energía del ascendente tiene un destino pero para que podamos finalmente reconocernos como un ascendente Aries, Tauro, Geminis, etc, tendrán que ocurrirnos previamente muchas situaciones relacionadas con la energía del signo en cuestión.
En el caso de que el signo solar (el Sol) y el signo ascendente se encuentren en el mismo signo el proceso a aprender se verá facilitado. La energía del ascendente nos resulta irreconocible hasta más o menos los 30 años de edad. Si la persona no aprende a reconocer el ascendente como "propio" puede llegar a "padecerlo" toda la vida.
El ascendente también indica nuestro cuerpo físico, "la energía con la que vinimos al mundo".
Cualquier planeta que se halle en conjunción (menos de cinco grados de distancia) y tanto en la casa doce (la última) como en la casa uno puede teñir o influir al ascendente con su energía.
El Sol constituye lo que está dado, la Luna lo que hay que soltar y el ascendente será un camino nuevo que hay que aprender a transitar en la vida.
Imaginemos la vida como un gran teatro donde el ascendente traerá escenas relacionadas con esa energía. Cuanto menos estemos conectados con ese ascendente, esas escenas nos parecerán mas extrañas.
La diferencia con el sol (nuestro signo) es que uno nace expresando la energía del sol y aprendiendo a expresar la energía del ascendente.
El camino psicológico a realizar en la vida sería soltar la energía de la Luna, expresar la del Sol y aprender la del ascendente.
El primer paso del ascendente es que debemos reconocer que irradiamos esa energía permanentemente y que ella esta siempre entorno a nosotros. La incorporamos y la dejamos ser.
Mientras aprendemos el camino del ascendente seguimos construyendo nuestra identidad con el sol y nuestras relaciones afectivas y sensitivas (mundo emocional) con la Luna.
Antes que podamos incorporar la energía del ascendente deberán pasarnos muchas cosas ligadas a esta energía. Si no lo atraeremos como "un afuera", mediante personas, vivencias, situaciones.
Toda energía del ascendente tiene un destino pero para que podamos finalmente reconocernos como un ascendente Aries, Tauro, Geminis, etc, tendrán que ocurrirnos previamente muchas situaciones relacionadas con la energía del signo en cuestión.
En el caso de que el signo solar (el Sol) y el signo ascendente se encuentren en el mismo signo el proceso a aprender se verá facilitado. La energía del ascendente nos resulta irreconocible hasta más o menos los 30 años de edad. Si la persona no aprende a reconocer el ascendente como "propio" puede llegar a "padecerlo" toda la vida.
El ascendente también indica nuestro cuerpo físico, "la energía con la que vinimos al mundo".
Cualquier planeta que se halle en conjunción (menos de cinco grados de distancia) y tanto en la casa doce (la última) como en la casa uno puede teñir o influir al ascendente con su energía.
El Sol constituye lo que está dado, la Luna lo que hay que soltar y el ascendente será un camino nuevo que hay que aprender a transitar en la vida.
Imaginemos la vida como un gran teatro donde el ascendente traerá escenas relacionadas con esa energía. Cuanto menos estemos conectados con ese ascendente, esas escenas nos parecerán mas extrañas.
3 comentarios:
Hola Rochitas, siempre resulta muy
muy aleccionadora sus entradas.
Se aprende con éllas.
Besos.
Elena.
Edificante y muy didactica entrada amiga, me parece muy importante saber nuestro ascendente en la carta natal, asi podremos conocernos mas y tal ves podamos evitar cometer muchos errores en el futuro,...gracias por mostrarnos una puerta a este mundo magnifico que es la astrologia
Buen blog, me parece muy muy interesante todo.
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